febrero 24, 2010

Las paradojas de la desviación.

Posted in 1 tagged , , , a 11:30 am por aportesconsentido

Pongo un extracto de la nota que salió en la Revista Ñ. Resulta interesante el planteo acerca de los rótulos que se ponen a las personas, y como los diferentes contextos justifican o no ciertas acciones. Y la separación entre «desviados» y «normales»

Un aporte de Ale B….Gracias!!!!

«El libro Outsiders, de Howard Becker, inauguró, en los 60, una nueva corriente sociológica, al estudiar formas diversas de apartarse de las normas sociales, no siempre asociadas al delito.

…Mozart es un genio sólo si te interesa el cromatismo, si te gusta el período clásico de la música occidental o si te parece que es un genio porque escuchaste toda tu vida que es un genio. El asesinato se paga con prisión si –digamos– atropellás con el auto a una anciana indefensa que salía del supermercado sólo porque no te agradó el sombrero que llevaba. Pero si asesinás a muchas personas en una guerra probablemente te den medallas, los dignatarios te estrechen la mano y las chicas quieran irse contigo a la cama. Vaya, serás un héroe.

Mozart y el asesinato se desvían de la normalidad (ya sea por lo genial, ya sea por lo punible), y la sola aceptación de este enunciado supone la construcción procesal y relacional de ciertas etiquetas: «normal», «desviado».

Desviarse de la norma excede, pues, el hecho de cometer un acto criminal. Se puede robar un banco, que significa ir a la cárcel y ser etiquetado como delincuente. Pero también se pueden ver unicornios por la calle, lo que significa ir al manicomio y ser etiquetado como loco. O eructar en la mesa y ser encasillado como maleducado. Resolver problemas matemáticos a muy temprana edad y ser categorizado como niño prodigio. Hacer un gol con la mano en un partido de fútbol y ser rotulado como tramposo (o ídolo nacional, se sabe). Teorema de Thomas: si las personas definen las situaciones como reales, éstas son reales en sus consecuencias. Si definís a alguien como villero, si le colocás esa etiqueta, las consecuencias son reales: aspirará a empleos mal pagos, será un eterno portador de cara, no podrá ingresar a ciertos salones de baile.

Probablemente pocos estén en desacuerdo con estas proposiciones: que los grupos sociales establecen reglas, que esperan ponerlas en práctica, que definen lo correcto y lo incorrecto, lo permitido y lo prohibido, lo normal y lo desviado, que etiquetan a los actores sociales según el cumplimiento o el incumplimiento de esas reglas. Sin embargo, hasta hace medio siglo, la desviación se estudiaba académicamente desde otra perspectiva: como problema social a resolver. Un desviado era un criminal y un criminal era aquello que las instituciones encargadas de determinar qué era un criminal habían etiquetado como tal. Nadie se preguntaba: ¿qué es un desviado? Más bien: ¿qué hacemos con el desviado?…»